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Días de cuarentena: reflexiones y pasatiempos

Papel con reflexiones de cuarentena.

Estas son solo mis reflexiones de cuarentena…

Así que no esperes nada extraordinario.

No esperes encontrar listas de actividades para hacer durante la cuarentena. No te mostraré ningún museo para visitar en forma virtual (como es tendencia últimamente). Ni te hablaré de libros o películas para viajar por el mundo desde casa (pero si tienes alguna recomendación te la agradecería).

Y tampoco encontrarás reflexiones muy profundas. No tengo ninguna teoría sobre la pandemia que valga la pena compartir. Ni ninguna información sobre el COVID-19 que no puedas encontrar en otros rincones de Internet.

Estos son simplemente mis pasatiempos y reflexiones en tiempos de cuarentena.

Pero si ya llegaste hasta aquí, sigue leyendo. En una de esas te puede gustar.

Aunque solo sean reflexiones.

 

¿Cuántos días llevo encerrada? Ni idea…

Ya perdí la cuenta de todos los días que llevo encerrada. Y la verdad es que nunca hice el menor esfuerzo por contarlos. Porque cuando el coronavirus todavía parecía una amenaza lejana que afectaba solo a países de Oriente y causaba problemas menores en Europa, yo ya estaba en cuarentena.

Así es, inicié la cuarentena 2 o 3 semanas antes que la mayoría de América Latina, pero no por el Coronavirus. En un viaje por Argentina me contagié la varicela y estuve varios días aislada, sintiéndome pésimo, con fiebre, con ronchas y durmiendo casi todo el día gracias a los antialérgicos que me recetaron. Es por eso que no sé realmente cuántos días llevo encerrada.

Pero, a pesar de todo este tiempo sin salir, creo que lo llevo bien. Por lo menos hasta ahora. Me entretengo leyendo, escribiendo, viendo series, compartiendo en redes sociales.

Y, más que nada, escribiendo para el blog.

 

Me he sentido más productiva que nunca

De hecho, estos últimos días he estado más productiva que nunca respecto al blog. He escrito cerca de 10 artículos en 2 semanas y creo que podría escribir 50 más antes de que termine la cuarentena (que, por cierto, aquí aún es voluntaria y no sé si eso vaya a cambiar en el futuro cercano).

Algunos quizás confundan este exceso de productividad (y el seguir en mi afán de escribir sobre viajes) con indiferencia respecto a lo que está pasando en el mundo. Sin embargo, creo que escribir se ha transformado en mi escape, para así afrontar de la mejor manera posible estos momentos difíciles.

Estos días, hay quienes se entretienen y buscan refugio haciendo deporte en casa, cocinando, pintando, bailando, haciendo yoga, pilates, mandalas o simplemente maratoneando en Netflix (mi deporte favorito). Bueno, a mí lo que me viene bien es escribir. Escribir y dedicarle mucho tiempo al blog.

Y cuando digo mucho, de verdad que es mucho. En este poco tiempo que llevo blogueando (nada más 7 meses) me he dado cuenta que de verdad mantener un blog lleva muchísimo trabajo!

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Esto ya lo había leído muchas veces en cientos de blogs que leí antes de abrir el mío, pero aún así no me deja de sorprender todo el tiempo que esto requiere. Y más que nada no me deja de sorprender todo el tiempo que estoy dispuesta a dedicarle a esto y, por sobre todo, no me deja de sorprender lo feliz que me hace dedicarle todo ese tiempo a esto.

Y, aunque las visitas al blog hayan bajado un montón desde el inicio de la pandemia, aún me siento con energía de sobra para seguir intentándolo.

 

Me viene bien la compañía de un libro

Pero en este tiempo de encierro no todo ha sido bloguear, también me he dedicado a otras actividades. Además de ver un par de excelentes películas en Netflix y alguna que otra serie antes de dormir, me he dedicado principalmente a leer y escribir. Y es que siempre me ha gustado mucho leer.

«El Secreto de los Chamanes» de Barbara Wood ha sido uno de mis fieles compañeros durante la cuarentena. Antes fue «La Casa de los Espíritus» y después será «Cien años de Soledad». Personalmente, creo que este es un buen momento para re-leer libros. Especialmente esos libros que me dejaron algo la primera vez que los leí, esos libros con los que me conecté, esos libros con personajes e historias que nunca he olvidado.

Antes de la cuarentena estaba más aficionada a leer libros en forma virtual, en el tablet, así es más barato. Sin embargo, creo que en estos días de encierro me viene bien la compañía de un libro. Llámenme romántica, pero creo que no hay nada como tener un libro en las manos, dar vuelta las páginas, sentir el olor del papel viejo o nuevo (igual huele bien). Y, si a esto le añadimos una tasa de café y un día frío, siento que estoy en el paraíso.

Mis libros favoritos.
Algunos de mis libros favoritos. Puede que no todos sean considerados grandes obras literarias, pero a mí me gustan y hacen feliz.

 

Escribir lo que quiera y cómo quiera

Además de leer, también he empezado a escribir como no lo hacía hace mucho tiempo. Y esta vez no me refiero al blog.

Comencé un cuaderno de journaling.

Si no sabes qué es el journaling, no es nada más que escribir con el objetivo de conocerse mejor a sí mismo. Es algo así como un diario de vida, pero un poco más gráfico.

Si quieres, además de escribir, también puedes dibujar, pintar, pegar recortes, escritos, cintas, colores. O escribir frases, poemas, canciones, historias, sueños, deseos, miedos, frustraciones, lo que desees.

Es una forma de llevar una especie de registro de tu vida y un buen ejercicio de autoconocimiento. Además es útil para aclarar las ideas. Bajo mi punto de vista, el journaling es casi terapéutico.

Cuando comencé a leer sobre journaling, me sorprendió todo el tiempo que había dejado pasar sin hacer esta actividad que en mi adolescencia disfrutaba tanto. Supongo que es una de las tantas cosas que dejamos de hacer cuando nos distraemos con los afanes de la vida adulta.

Sacando cuentas, dejé de escribir cuadernos cuando ingresé a la universidad. Supongo que entre los estudios, exámenes, seminarios, fiestas y borracheras no me quedó tiempo para seguir escribiendo. Lo bueno es que nunca es tarde para retomar esas cosas que nos hacen felices.

Algunos seguramente dirán que es una moda. Y puede que así sea. Pero sinceramente no le veo el problema. Así como no quiero hacer algo solo porque es una moda, tampoco quiero dejar de hacer algo solo porque es una moda.

Cuaderno de cuarentena.
Como puedes ver, no se necesita ser ninguna artista para hacer un cuaderno de journaling.

 

Todo está un poco revuelto

Creo que en todos lados la situación está complicada (por decirlo menos). Por lo menos aquí, todo está un poco revuelto.

El Ministerio no se pone de acuerdo con los alcaldes, los contagios no dejan de aumentar, abundan las teorías conspirativas en Internet y pululan los rumores en las ciudades. Creo que yo misma he ayudado en la difusión de algunos de estos rumores. Pero qué se le va a hacer… Es lo malo de los rumores, no se sabe cuándo puedan ser ciertos.

Hablando de desorden, creo que esta es la primera vez desde que comencé el blog que me doy la libertad de escribir sin estructura. Supongo que para tiempos desordenados está bien hacer escritura desordenada.

Normalmente pienso mucho los posts. Antes de escribir tengo muy claro qué irá en cada sección del artículo. Primero me hago una idea general, escribo los encabezados y algunas frases sueltas para darle estructura. Aveces incluso añado las imágenes antes de comenzar a escribir. Soy «un poco» maniática en este aspecto.

Sin embargo, esta vez me lancé a escribir (como diría el Chavo) a lo bruto. Escribí sin ningún orden, sin ningún título, sin ninguna imagen y sin la menor idea de qué iba a salir (y sin preocuparme del famoso SEO).

Y, cómo puedes ver, después me sentí culpable y empecé a agregar encabezados, explicaciones e imágenes para darle a este escrito algo de estructura. Pero al principio escribí así sin más, solo escribiendo.

Así que, si llegaste a este punto y esperas una conclusión, solo puedo decir que lo siento porque, como puse al principio, estas son solo unas reflexiones…

 

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