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Las 3 peores cosas que me han pasado viajando

Pin Las 3 peores cosas que me han pasado viajando.

A pesar de que me encanta viajar, lo cierto es que los viajes no siempre salen como esperamos. Es por eso que aquí te cuento las 3 peores cosas que me han pasado viajando.

Muchas veces, dejándonos llevar por las redes sociales, creemos erróneamente que en los viajes todo es alegría y felicidad.

Sin embargo, muchas veces en los viajes ocurren situaciones que escapan a nuestro control

y que nos pueden hacer pasar un mal rato o incluso ponernos en peligro.

Y aunque hay varias situaciones que no podemos controlar,

también hay algunas de las que podemos aprender para no volver a cometer los mismos errores en el futuro.

Es por eso, que aquí te cuento las 3 peores cosas que me han pasado viajando.

¡Comencemos!

 

1. Me hicieron insinuaciones en un camión en medio del desierto

Esta mala experiencia la tuve en uno de mis primeros viajes.

En esa oportunidad, fui con dos amigas a recorrer Perú y Bolivia (si quieres conocer la historia completa de este viaje te la dejo aquí).

Y en ese tiempo las tres éramos estudiantes, por lo que hicimos ese viaje con muy poco presupuesto.

Tanto así que decidimos hacer algunos tramos del viaje haciendo dedo (o autoestop).

La verdad es que no he hecho dedo muchas veces en mi vida.

Generalmente prefiero ahorrar dinero suficiente para pagar todos los pasajes y así sentirme más segura y no estar obligada a hablar con el conductor (que en verdad aveces me da una flojera terrible 😆).

Sin embargo, he pedido aventón en un par de ocasiones y debo decir que esto no necesariamente representa una situación peligrosa.

El problema fue que en esa oportunidad tuvimos la mala idea de hacer dedo en el norte de Chile, entre las ciudades de Arica e Iquique.

Esta zona no es demasiado peligrosa, pero estas ciudades se encuentran separadas 318 km y, salvo alguno que otro poblado, la mayor parte del camino solo hay desierto.

Además, empezamos a hacer dedo a eso de las 5 de la tarde, pero no nos llevaron hasta eso de las 6, por lo que la noche nos pilló en un camión en medio del desierto.

Iquique
Iquique, una de las ciudades más grandes del norte de Chile.

 

Conseguimos a alguien que nos llevara, pero…

La primera persona que nos paró fue un camionero de esos que están ansiosos por conversación y que al principio nos pareció simpático.

No recuerdo su nombre, así que le pondremos «Alberto». Solo por nombrarlo de alguna manera.

Con una de mis amigas nos sentamos en un amplio asiento delantero a la derecha de Alberto, mientras que nuestra otra amiga se fue en una especie de asiento trasero que a la vez hacía de cama.

Con mi amiga del asiento delantero le hacíamos conversación a Alberto.

Y al principio iba todo bien. La conversación era agradable y hablábamos de temas normales y livianos. Solo para pasar el rato.

Sin embargo, de un momento a otro Alberto empezó a hablar de temas que nos incomodaban.

Comenzó preguntándonos si teníamos novio y haciéndonos saber que él estaba disponible.

 

La conversación se tornó bastante incómoda…

Hasta ahí todavía la cosa estaba más o menos normal, pero pronto empezó a contarnos «aventuras» que supuestamente había tenido con mujeres que le habían hecho dedo (como nosotras).

Estuvo un buen rato contándonos de aquella vez que llevó en su camión a una mujer que luego de un rato terminó como «Dios la había echado al mundo» en el asiento de su camión.

La verdad es que en este punto la conversación se había tornado bastante incómoda y solo queríamos llegar a Iquique, pero aún faltaban varios kilómetros y estábamos en medio de la nada.

Después de un rato dejó de contarnos este tipo de historias pero se puso bastante insistente respecto a llevarnos a Alto Hospicio a tomar unas cervezas.

Alto Hospicio es un ciudad que queda a unos 20 km de Iquique, hacia el interior.

Y se suponía que allí conocía un lugar en donde la íbamos a pasar muy bien.

De verdad que se puso bastante insistente respecto de este punto, pero nosotras nos mantuvimos firmes diciéndole que no, que necesitábamos llegar a nuestro destino.

Por suerte, respetó nuestra decisión y nos dejó en la carretera cerca de Iquique. No sin insistir hasta el final sobre lo bien que lo pasaríamos si fuéramos a Alto Hospicio con él.

A pesar de que salimos de esta situación sin mayores problemas, esa noche la pasamos bastante mal y nos asustamos mucho.

Tanto así que decidimos no hacer dedo durante el resto del viaje.

Con esto no quiero decir que hacer dedo sea necesariamente una mala idea. Mucha gente lo hace y no tiene por qué ser una mala experiencia.

Sin embargo, creo que es prudente tomar ciertas medidas de seguridad.

Les recomiendo no hacer dedo en lugares tan «alejados de la civilización» como lo hicimos nosotras. Idealmente háganlo de día y acompañadas. También avísenle a alguien en donde van a estar y si es posible activen el GPS.

Lamentablemente, vivimos en un mundo en donde no siempre se puede andar tranquilas…

 


2. Vi cómo atropellaban a un niño en Humahuaca

Esta experiencia la tuve en uno de mis últimos viajes.

Y la verdad es que no fue algo que me pasó a mí directamente.

En realidad me tocó presenciar un hecho bastante lamentable.

Acababa de llegar al hermoso pueblo de Humahuaca, mi primera parada en el norte argentino.

Humahuaca es un pueblo bastante pequeño y seguro.

También es muy bonito.

Sus calles son empedradas y tiene ese ambiente festivo típico de Jujuy.

Además ese día había fiesta en el pueblo. Se celebraba el «Carnavalito» y habían agrupaciones musicales tocando en la Plaza.

Era ya de noche y había tenido un problema en mi hostal, por lo que estaba buscando otro lugar para hospedarme.

Llegué a un hostal en una de las calles más grandes del pueblo.

Estaba todo muy tranquilo, pero de un momento a otro escuché un golpe seguido de varios gritos desgarrados.

Mirador de Humahuaca.
Humahuaca es un hermoso pueblo del Norte Argentino: muy bonito, turístico y seguro.

 

De un momento a otro todo cambió…

Me volteé y vi a un niño de unos seis años tirado en el pavimento.

Estaba desmayado, completamente inconciente.

La madre estaba cerca de él y gritaba desesperada pidiendo ayuda.

Afortunadamente había una ambulancia estacionada a solo metros del lugar del accidente, por lo que el niño recibió ayuda médica con rapidez.

Todo esto pasó en tan solo un par de minutos, pero esta fue una de esas veces en que se siente como si el tiempo pasara más lento.

Por lo que alcancé a ver, en un descuido el niño se soltó de la madre y se fue corriendo y jugando a la calle.

Y en solo unos segundos una camioneta lo estrelló.

Fueron momentos terribles.

Los gritos y desesperación de la madre son algo que seguramente nunca olvidaré.

Por supuesto que una vez que se fue la ambulancia no supe más de lo sucedido.

Quisiera ser optimista y pensar que el incidente no pasó a mayores.

Pero la verdad es que no tengo cómo saberlo.

Lo que más me sorprendió fue cómo en solo unos segundos cambió todo.

Después de presenciar el accidente tuve que sentarme un momento y procesar todo lo que había pasado.

Estuve varios días dándole vueltas en la cabeza.

Sinceramente, espero que no haya sido nada grave…

 


3. Me dio una indigestión horrible en la mitad del mundo

La siguiente situación me ocurrió en Ecuador, en un viaje tipo mochilero que hice con un grupo de amigos mientras estaba en la Universidad.

En esa oportunidad cruzamos Perú en bus y recorrimos algunas ciudades y playas de Ecuador.

Nuestra última parada en tierras peruanas fue la ciudad fronteriza de Tumbes.

Y llegamos allí con la idea de cruzar lo más rápido posible a Ecuador.

Sin embargo, en cuanto llegamos a la ciudad nos advirtieron que Tumbes no era un lugar muy seguro y nos aconsejaron esperar nuestro bus dentro de la terminal.

Y así lo hicimos.

El único problema era que no teníamos nada para comer, por lo tanto, nos alegramos mucho cuando vimos un carrito con comida acercarse al terminal.

En el carrito vendían papas, arroz, pollo y sopa. La comida no estaba muy buena (algo extraño en Perú), pero era «lo que había».

Almorzamos por unos cuantos soles y esperamos un par de horas para abordar nuestro bus.

Hasta allí iba todo bien.

 

Malestares al llegar a Ecuador

PERO nada más llegar a Ecuador me comencé a sentir mal.

Durante el primer día allí, recorrimos la ciudad de Quito y la pasamos bastante bien.

Sin embargo, mis molestias estomacales iban en aumento.

Al día siguiente fuimos a visitar uno de los atractivos que más nos hacía ilusión conocer en Ecuador: La Mitad del Mundo, un lugar en donde se puede estar en los 2 hemisferios al mismo tiempo!

Una de las peores cosas que me han pasado viajando fue enfermarme en la mitad del mundo.
Se supone que a la izquierda de la línea amarilla es hemisferio sur y a la derecha hemisferio norte. A pesar de mi sonrisa, en ese momento me sentía bastante mal.

A pesar de que el lugar era muy divertido para sacarse fotos y habían varios puestos de artesanía y museos, solo me divertí a ratos.

Ese día no recuerdo cuántas veces fui al baño en la mitad del mundo.

Y ni siquiera me fijé si el agua del retrete giraba a la derecha o a la izquierda, porque la verdad es que me sentía pésimo!

A duras penas regresé a Quito y casi corrí a una farmacia en donde me vendieron un medicamento del que ya no recuerdo el nombre.

Llegamos al hostal y quedé tirada en la cama por un par de días.

Estaba pálida, con fiebre, con una indigestión horrible y me dolía hasta pararme.

Ese día no pude comer nada y solo tomé mucha agua porque me daba miedo deshidratarme.

 

No conseguí atención médica

Al día siguiente me sentía tan mal que busqué ayuda médica en un consultorio cercano.

Sin embargo, estaba viajando sin seguro de viajes y por ser extranjera no me pudieron atender.

Ahora no entiendo cómo pude ser tan ingenua para pensar que me atenderían así nada más.

Desde esa vez, siempre viajo con seguro de viajes.

Así que no me quedó otra que volver a mi hostal y esperar que se me pasara el malestar con el medicamento que me habían vendido.

Debido a mi enfermedad tuvimos que quedarnos más días de lo que teníamos planificado en Quito.

Afortunadamente, estaba viajando con un grupo de amigos que se portó muy bien conmigo y me cuidaron en esos malos momentos.

Gracias a estos cuidados, después de unos días me empecé a sentir mejor y pudimos continuar el viaje.

Pero la experiencia fue realmente horrible y desde esa vez SIEMPRE viajo con seguro de viajes.

Especialmente desde que viajo sola casi siempre.

Creéme que es una pequeña inversión que te permitirá viajar mucho más tranquila.

Seguros Mondo

 


¡Eso es todo, amiga!

Estos fueron algunos de los malos momentos que he vivido viajando.

Si te gustó este post, aquí te dejo Las 3 peores cosas que me han pasado viajando – Parte 2

Y a pesar de que algunos de ellos fueron bastante difíciles,

puedo decirte que ninguno me ha quitado las ganas de viajar ni de cerca.

En mi opinión lo mejor es aceptar estos inconvenientes como parte del viaje.

Después de todo en la vida no todo es perfecto,

entonces ¿por qué en los viajes habría de ser diferente?

 


Y tú ¿qué me dices?

¿Alguna vez has tenido alguna mala experiencia viajando?

 Cuéntame en los comentarios.

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¡Vamos por ese viaje!

 


 

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